En la vorágine del concierto de Duki, se destaca un fenómeno único: la obsesión de muchos por subirse al escenario y volverse virales. Este impulso por la fama instantánea refleja la era digital en la que vivimos, donde la viralidad es el santo grial de la relevancia social. Más que un concierto, la experiencia con Duki revela una generación que encuentra en el trap su voz rebelde y su expresión artística. Si para los millennials el tiempo emo representaba una forma de identidad, para los jóvenes de hoy el trap se ha convertido en su bandera de rebeldía y autenticidad. En el epicentro de este movimiento, Duki no solo es un ícono musical, sino también un faro de la cultura de la viralidad. Su nombre mismo, enraizado en un video viral, es un testimonio de cómo la viralidad impregna cada aspecto de su carrera y su conexión con la audiencia.
Esta experiencia con el influyente del Trap en Latinoamérica y la cultura de la viralidad me llevó a notar que realmente se estaba presenciando música en vivo. El concierto de Duki estaba respaldado desde el potente bajo hasta la melodiosa guitarra, la enérgica batería y los envolventes teclados. Cada instrumento contribuyó a la riqueza sonora del espectáculo, desafiando la norma de los conciertos del género urbano que a menudo se basan en pistas pregrabadas. Su habilidad para combinar la frescura del trap con su talento en el freestyle se originó en 2010, tras presenciar una batalla entre los españoles Arkano y Skone en 2009. Su interés por el rap en general se remonta a cuando tenía solo 7 años, mostrando un fervor por el hip-hop y el rap norteamericano. La fusión de esto con música en vivo lo establece como un verdadero pionero en su campo.
En cuanto al público, había una mezcla de edades notable. Desde jóvenes de apenas 14 años acompañados por sus padres hasta fanáticos dispuestos a desembolsar una suma significativa por la entrada, representando un porcentaje sustancial del salario mínimo en Colombia. Esto habla del fervor y la devoción que inspira Duki en su base de seguidores.
Esta es una de sus canciones más famosas:
Me encanta cuando la realidad supera mis expectativas. El poder presenciar un acontecimiento y no quedarme con él solo para mí, sino compartirlo contigo que estás leyendo esta columna y confías en mi criterio, es un verdadero regalo. Espero haber contribuido a abrir puertas a nuevos ritmos que no se puede desconocer que son parte de este proceso de descubrimiento y difusión de la música que moldea nuestras vidas y culturas.